Nunca amarás a todas las mujeres de tu vida, es un hecho.
Pues sí, tanto aquellas mujeres que te atraen como esas otras que no tanto.
Hay mujeres de esas que te enamoran a primera vista, que aparecen en una esquina, como una forma encantadora y cautivante, tan ensimismadas en ellas mismas que no te miran, y solamente las ves, las aprecias a la distancia, y la dejas ir. Porque, cazar las formas y querer apresarlas es el colmo.
Para todo hay tiempo, escúchenme, hay mujeres que se dejan amar, que quieren que las ames, y esas oportunidades, si tú sientes lo mismo, hay que tomarlas. El chiste es desarrollar tu perspicacia hasta el punto en que no debes pensarlo, solamente sintiendo la situación, viviéndola, estarás seguro de que es una de esas oportunidades.
Porque simple y sencillamente, cuando vas andando en bicicleta, y una mujer viene caminando por la banqueta, y yo al querer detenerme y saludarla, es extraño. Porque puedo esperar el momento perfecto, la oportunidad perfecta como dije en el párrafo pasado. Hay hombres que no creen en estas oportunidades. Estos hombres creen que deben ir detrás de todas esas mujeres que nos despiertan el alma.
No hay nada más terrorífico. Hay muchas cosas que se pueden coleccionar; puedes comprar arte, libros, pinturas, cerámicas. Coleccionar las figuras navideñas de Coca-Cola. En realidad, cualquier cosa, pero coleccionar cosas vivientes y sintientes. No lo sé, me parece algo extraño.
Como decía, esas oportunidades sí ocurren, están en todo momento; solo que, cuando sucedan no caigas en duda, hazlo, confía en tus palabras emitidas con el eco de tu boca. Sonoras, legibles.
Porque si no lo haces, lo más probable es que te arrepientas.
No lo sé, para nada intento dar lecciones de vida, cada mente es un mundo, con el mismo derecho a formar sus propios valores de vida, tomar las decisiones que más les guste. Creo que más que nada me escribo a mí mismo. Porque estoy sentado en una biblioteca en la que empiezo a pasar los días, en la que empiezo a conocer a nuevos empleados, donde empiezo a revolverme entre estos desconocidos.