Un día voy caminando por un bulevar, en alguna de las playas de México. Fue como a las tres de la tarde. Soleado, banderitas colgadas de un balcón a otro; las sombras proyectadas a traves de la calle. Entonces ella viene y yo voy, nos miramos unos segundos. Como si nos costara creer que en este lugar, y después de tantos años, la casualidad nos reencuentra.
Nos alejamos sin decirnos nada.
Así funciona la vida. ¿Qué mecanismos lo logran?
Un familiar un día me cuenta que conoce a una compañera a la cual nunca ve, pero siempre en algún aeropuerto, una convención en el extranjero a la cual asiste, la encuentra.
Por eso digo que el mundo es pequeño. No es la gran cosa. Ya no hay forma de deshacer los mandatos de la casualidad. Nos supera. Tiene poderes cósmicos.
Dejé por unos días este artículo (risas). Ahora intento vagamente retomar el hilo.
¿Qué quería decir? ¿qué intento exponerte?
Ya no lo sé.
Bueno, quizá solo esto, que el planeta tierra, nuestro mundo, es del tamaña de una papa.